lunes, 30 de junio de 2008

ESPAÑA CAMPEONA DE EUROPA


Uno, que ya va siendo mayor, aunque me cueste reconocerlo, se acordó ayer de cuando España ganó la Eurocopa contra Rusia, mejor dicho, contra la U.R.S.S., en 1964, aquella final que no pudo ver por televisión, aunque en el bar de sus padres había una, hubo una tormenta y se fue la luz en todo el pueblo, tampoco la escuchó por la radio, los transistores aún no habían llegado, y los aparatos de radio sólo funcionaban con la corriente eléctrica ¿Os podéis imaginar la frustración de un chico de 14 años, si ayer, por una tormenta, no hubiera podido ver ni escuchar el partido entre España y Alemania?

Pues esa misma frustración fue la que yo sentí, menos mal que al día siguiente dieron todo el partido en diferido y pude escuchar y ver el famoso gol de Marcelino, que nos dio la victoria ante la rusos, que, según las consignas al uso de la época, eran lo peor debido a su régimen político, sin lugar a dudas totalitario, pero no menos totalitario que el que sufríamos los españoles.

Uno, que ya es abuelo aunque sigue creyendo que tiene la misma ilusión de cuando era niño, ayer se acordó también de su primera frustración con la Selección Española. Fue en el Mundial de Chile, en 1962, y aunque estaba recién estrenada la televisión en el Bar de sus padres, las transmisiones entonces, por cuestiones técnicas, no se podían hacer en directo entre continentes, no había más remedio que conformarse con escucharlas a través de la radio, eso sí todos juntos, como hoy vemos la televisión.

Uno se acuerda de lo que decía por los micrófonos de Radio Nacional, cuando Adelardo adelantó a la selección española marcando un gol ante Brasil, el celebre locutor Don Matías Prat, dijo más o menos: Adelardo vuelve a hacer historia, como ya hicieron sus paisanos los conquistadores extremeños por estas latitudes. Imaginaros la escena: siete u ocho niños extremeños entre los doce y trece años, oyendo en casa de sus amigos que mejor jugaban al fútbol en el pueblo, los hermanos Plaza, Antonio y José Luis, que un paisano suyo volvía a hacer historia, se le comparaba con los conquistadores, había marcado un gol ante la poderosa Brasil, era el no va más, a Adelardo le anularon otro gol, que al parecer había sido legal, lo que había empezado bien acabó mal, Brasil terminaría ganando por tres a uno, a duras penas pudimos aguantar las lágrimas, entonces nos decían que los hombres no podían llorar, que eso era cosa de mujeres.

En la presentación del libro Sentimiento Atlético, que escribieron juntos José Miguélez y mi hijo Javier, tuve ocasión de contarle a Adelardo esta anécdota, por la expresión de su cara, deduje que le hacía feliz el recuerdo de aquella efeméride contada desde el punto de vista de un niño extremeño.

Ayer uno también se acordó del no gol de Cardeñosa, también ante Brasil, en el Mundial de Argentina, 1978, me puse tan nervioso que me levanté cuando éste se disponía a tirar y lo que hice fue desconectar la televisión y no supe si había entrado el balón o no, parecía una película de suspense, y el balón, una vez más, no había entrado.

O el gol de Michel, también ante Brasil en el Mundial de Méjico del 86, cuando el árbitro no quiso concedernos el gol, el balón después de dar en el larguero traspasó totalmente la línea de meta. O la eliminación por penaltis contra Corea en su Mundial y el lamentable arbitraje del egipcio que nos anuló un gol impecable de Baraja y otro de Morientes.

Y me acordé de la decepcionante actuación de España en su Mundial de 1982, cuando después de haber conseguido unas magníficas entradas de preferencia para ver, lo que por pura lógica debió ser una semifinal con España de protagonista, la semifinal la jugaron, en el Calderón, Francia y Alemania, y que me dio tanta rabia que las entradas quedaron sin utilizar y no fue nadie a ver el partido.

Uno de mayor y tratando de seguir los sabios consejos del gran escritor Rafael Sánchez Ferlosio, ha pensado más de una vez, que quizás sea una tontería esto de tomar partido por un equipo, que uno sufre mucho y al fin y al cabo a mí que más me da si a los jugadores yo no los conozco, si lo único que uno saca son frustraciones, las alegrías son muy pocas, porque en esta vida se pierde siempre más que se gana, y cómo bien dice Ferlosio si uno se lo propone es más fácil dejar de ser hincha de un equipo que dejar de fumar.

Esto hasta cierto punto lo he conseguido a nivel de club, soy aficionado del Real Madrid desde los diez años y a pesar de ser un equipo campeón, dicen que el mejor club de siglo XX, el nivel de frustración ha sido siempre superior al de las alegrías.

Cuando Fernando Torres llegó al primer equipo del Atlético de Madrid me hice socio de éste, el motivo, aunque mucho no lo entiendan, para mi estaba claro, he visto jugar a Fernando desde que tenía once años, nuestras familias se han ido haciendo amigas, a lo largo de los años que nuestros hijos, Fernando y Gonzalo, jugaron juntos en las categorías inferiores del Atlético. Juntos hemos sufrido un accidente de automóvil viniendo de Barcelona, precisamente el día 30 de abril de 1999, se acababan de proclamar campeones de España de la Nike Cup, el padre de Fernando fue el peor parado. La noche de accidente lo pasé fatal pensando que José Torres pudiera tener afectada la columna vertebral, afortunadamente todo quedó en un susto y la parte afectada fue la clavícula de la que se recuperó. El coche que yo conducía fue declarado siniestro total, viajaba también con nosotros, Flori la madre de Fernando, mi mujer Maribel y Raquel, la madre de Raúl Cámara (amigo Raúl aprovecho la ocasión y te felicito desde aquí por tu ascenso a primera con el Sporting de Gijón).

Siempre digo a todos los forofos, que por mucho que lo sean de un equipo, siempre serán del equipo donde juegue su hijo, con esto quiero darles a entender, que puede haber razones que te llevan a dejar de ser de un equipo, la de un hijo nos parece a todos una razón poderosa, pero también puede ser por amistad, y en este caso me encuentro yo, uno se empieza a sentir como los japoneses que no van con un equipo en concreto, si no que van con el equipo donde juega su jugador favorito.

En todas estas cosas pensaba uno ayer y por más que trataba de somatizar, (cuidado con la otra palabra que dice Resines en Los Serrano, se le parece mucho) los sabios consejos de mi admirado Sánchez Ferlosio, y distanciarme del partido para no ponerme nervioso, no podía, y la verdad es que pensándolo bien a mi no me podía dar igual, aunque estoy en contra de los nacionalismos excluyentes, el español también, por supuesto, jugaba España que es más que un equipo, es una selección, jugaba Fernando Torres, pensaba en mi hijo Javier que estaba retransmitiendo el partido a través de la COPE desde Viena; pensaba en mi hijo David que aunque no le gusta mucho el futbol -es el único que no lo ha practicado de mis cuatro hijos-, se sentiría orgulloso presumiendo, en algún pub de Glasgow, de que su sobrino Mario había sido portada en varios periódicos y revistas posando junto a Fernando Torres; pensaba en mi hijo Carlos, que parece que es muy duro y luego es un sentimental ¡que abrazo tan emocionado nos dimos después del partido! El mismo abrazo emocionado con mi hijo Gonzalo, y es que tanto Carlos como Gonzalo son amigos de Fernando.

Y no, no me podía dar igual, sobre todo cuando marcó Fernando y pensé en todos la frustraciones que a lo largo de mi vida había sufrido con la selección, Fernando, El Niño Torres, nos estaba redimiendo de todos los sinsabores pasados, estaba haciendo justicia, entraba en la historia junto a Marcelino, yo que no soy nada fetichista me puse la camiseta que me había regalado con una dedicatoria personal cuando la anterior Eurocopa de Portugal, otra frustración más, la vivida en Lisboa, cuatro años antes junto a sus padres, el día que nos eliminó Portugal, me acordé de cuando era niño y pensando en todos los niños recordé lo que en algún momento le escribí a Fernando, y pensé que la teoría de Sánchez Ferlosio es buena para cuando se pierde, si se gana es mejor tomar partido con el ganador, sobre todo si éste forma parte de tu entorno.

A Fernando Torres

Fernando, no olvides nunca
la sonrisa de un niño
después de una caricia tuya
La ilusión de los otros
cuando te conozcan


Fernando, si la cosa se pone fea,
cuando la gente se meta contigo
piensa que sube pero luego baja la marea
y mira lo que el poeta nos dice amigo:

Si guardas en tu puesto, la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si no buscas mas odio que el odio que te tengan.
Si tropiezas al triunfo, si llega tu derrota
y a estos dos impostores los tratas de igual forma


(Fragmento del poema IF de Ruyard Kipling, el poeta
que tanto le gusta a Petón y que tanto me gusta a mí.)

miércoles, 25 de junio de 2008

UN MONROYEGO EN ESTADOS UNIDOS

El comentario que va a continuación está hecho en este blog, concretamente en la entrada La letra con sangre no entra, pero, como la entrada es del 24 de octubre de 2006, es muy probable que el comentario no se lea, por este motivo lo traslado aquí:
"Andrés,
Espero perdones mi intrusión, pero hoy 23Junio2008 encontré tu interesante página de Internet sobre Monroy. Aunque nací en Madrid, a los pocos meses me llevaron a Monroy a vivir con mis abuelos Fulgencio y Maria en la Calle del Canal. Yo era Julio Alberto Baños, o "Julito" como me llamaban. Cumplí en Febrero los 57 años y tengo un par de fotos de mi comunión que datan del 24Mayo59 Muchísimas gracias por este viaje al pasado con tus comentarios y anécdotas de las que he disfrutado. Desafortunadamente mis recuerdos de Monroy son borrosos. Me marche creo que cuando tenia unos 8 años y pico. Recuerdo tu segundo apellido y también algunos nombres que mencionas, pero no se quien es quien o si incluso algunos llegaron a ser amigos míos. Me siento fatal sobre esto, pero así es. Muchas veces he pensado sobre el pueblo y cuanto me gustaría recordar cosas de allí y sobre todo a los chicos y chicas con los que tuve relaciones, pero aunque he mirado algunas fotos y he preguntado a familiares, no consigo recordar mucho. En mis fotos me veo tan pequeño que me excuso de mis pocos recuerdos sobre esa pequeña parte de mi vida. Aunque no muy claros, si tengo algunas pequeñas memorias de ir con algún o algunos amigos en las bicicletas, jugar a las canicas o con los peones (que casi siempre perdería, por eso será que no lo recuerdo muy bien.) También recuerdo algunas otras cosillas, pero son tan vagas que son difíciles de incluso mencionarlas, porque son como sueños sin principios ni fin.Me imagino que estuvimos en las mismas clases y si recuerdo lo de hacer preguntas y cambiar de puesto. Recuerdo que un par de veces (no mas) pregunte a uno de los mas listos de la clase (seguramente tu) y conseguí el primer puesto, pero no por mucho tiempo.Durante todos estos años, he visitado el pueblo creo que tres o cuatro veces por muy poquito tiempo y sin conectar con nadie en particular, tan solo con algunos miembros de la familia que todavía viven allí. Mis acogedores y generosos tíos Manolo y Juana que viven en la calle Buitrera.Llevo casi 30 años viviendo en los EEUU. Esta es otra de las razones por mis pocas visitas al pueblo.Como he podido ver, tienes una excelente memoria sobre Monroy. Si por alguna razón supieras quien soy, recuerdas algo de mi o conoces a alguien que se acuerde de mi, te apreciaría algo de información sobre mi mismo.Si puedes tu o cualquiera quien lea este mensaje, por favor, mándame una nota a julitomadrid@yahoo.com Trate de mandarte esta nota a tu email personal angoci@telefonica.net pero no me lo aceptaba, así es que decidí publicarla en tu Blog. Un saludo grande de un "casi Monroyego".
Julio Sánchez-Banos"

Julio, siento no recordarte, me da mucha rabia, pues me gustaría contribuir a ayudarte a fijar tus recuerdos, pero estoy seguro de que alguien de los de tu edad se acordará de tí, a ver si entre todos podemos reconstruir los recuerdos de tu infancia, con esa intención pongo aqui tu comentario.

Muchas gracias Julio por tus amables palabras, aunque soy practicamente un año mayor que tú, a efectos de cursos son dos y quizás por eso no hayamos coincidido en las clases, espero servirte de ayuda, unos de los motivos por los que creé el blog es para propiciar la comunicación entre todos los monroyegos y allegados, por eso me sentiría muy feliz en poder servir de nexo de uníon.
Desde aquí animo a cualquiera que tenga algún recuerdo relacionado con Julio que lo comparta con todos nosotros en este blog, o si lo prefiere, que se ponga en contacto directamente mediante su dirección de correo eléctronico, seguro que a Julio le hará gran ilusión y contribuiremos, una vez más, a que la magia de internet nos una.
Un saludo agradecido a todos y especialmente a Julio.
Andrés Gómez Ciriaco

martes, 17 de junio de 2008

LA FERIA DE LOS LIBROS







Desde hace ya muchos años, allá por finales de los sesenta, cuando iba con mi compañero de trabajo Mario Sánchez Campos a visitar la Feria del libro de Madrid, me aficioné y todos los años procuro ir, al menos, un día, me gusta el ambiente que se respira en esta feria.

Mario paisano de Madrigalejo, el pueblo donde murió Fernando El Católico, fue el artífice de que me aficionara a los libros y a la música clásica, en la primera visita a la feria me regaló de la colección Austral de Espasa Calpe todos los tomos de El Espectador de Ortega y Gasset.

Y Para que me aficionara a la música clásica, me regaló un LP donde estaban El Capricho Español de Rimski-Korsakov y El Capricho Italiano de Tchaikovski, pidiéndome que todas las noches a acostarme lo escuchara, así fue como empecé a aficionarme a la música clásica, también por consejo suyo me compré una cinta de flamenco al piano y orquesta de Arturo Pavón, que por el año 1982 me fue robada junto a la radio del coche, estuve durante varios años buscándola infructuosamente por todos lados, estaba descatalogada, pero la magia de Internet, otra vez la magia de Internet, hizo que mi hijo Gonzalo la localizase muchos años después y me la regaló en formato CD, fue un gran regalo, uno de los que más ilusión me ha hecho recibirlo.

Desde el año 1975 no he vuelto a saber nada de ti, Mario desde la magia de este mundo virtual lanzo este mensaje para saber de ti paisano, compañero y amigo a quién tanto debo y con quien tanto quería.

El pasado domingo día ocho, fui andando, desde casa en la calle Toledo hasta el Retiro con mi mujer, Maribel llevaba de casa dos libros para que se los firmaran sus autores, uno era Las filipinianas de Inma Chacón, que ella misma había comprado y ya lo había leído, el otro era Muchas veces me pediste que te contara esos años de Juan Cruz Ruiz, éste se lo había regalado nuestro hijo Carlos, por su cumpleaños, el pasado día cuatro de junio.

Fuimos directamente a la caseta donde firmaba Inma Chacón, sabíamos que iba a hacerlo porque se lo había dicho la propia Inma a mi mujer, cuando el día del libro se encontró con ella en el Paseo de Prado, venía de firmar libros en Caixa Forum, y Maribel la abordó diciendo que la conocía desde un encuentro que tuvo lugar el 6 agosto de 2005, en El Torno, el bonito pueblo enclavado, en el no menos bonito Valle del Jerte, donde tuve el honor de recitar dos poesías mías en una Velada poética junto con otros tres extremeños, Vicente Manzano Blázquez, Miguel Ángel Luengo Tarrero (MALT) y Javier Feijoo, también recitó la antropóloga holandesa Geertje Van Os, una poesía de Julia una mujer extremeña emigrante en Holanda.

Horas antes Inma había presentado su libro La Princesa India, en la Casa de la Cultura Dulce Chacón, y también en aquella ocasión nos lo dedicó a los dos y Maribel también lo llevaba ya leído.

Inma se acordaba del encuentro con Maribel del día del libro y estuvo simpatiquísima, después de que nos dedicó el libro de Las filipinianas, quisimos que nos dedicara también su libro de poesía Alas dedicado a su hermana gemela, la gran escritora Dulce Chacón desgraciadamente ya desaparecida desde el 3 de diciembre de 2003.

Alas lo presentó en El Torno el año siguiente también en el mes de agosto, como el libro no lo tenían en el stand donde estaba firmando, una señorita muy amable de la librería se ofreció a ir a por él a otro stand, y quedamos en volver a recogerlo un poco más tarde.

En nuestro recorrido por la Feria, vimos a Manuel Rivas firmando ejemplares, dudamos de si acercarnos, pues tenemos muchos de sus libros y somos los dos grandes admiradores de su prosa. Podíamos haberle dicho que a Irenita, la chica que sale con su hijo Martín, la queremos mucho, que somos sus tíos de plástico como decía cuando era pequeña, queriendo decir que éramos tíos postizos, pero nos pareció que esto era cotilleo y no nos acercamos, quizás, si volvemos llevaremos algún libro suyo, ya leído, por supuesto, para que nos lo dedique.

Vimos a Juanjo Millás, también tenemos varios libros suyos, y que no se entere nadie, su libro del primer premio Planeta está junto con el del segundo de Boris Eizaguirre, sin quitar aún el celofán que los envuelve a los dos.

Almudena Grande también firmaba y también somos lectores suyos, pero tenía mucha cola y no llevábamos su último libro que lo tenemos El Corazón Helado, otro para la agenda de la próxima visita a la feria, nos faltó ver a Elvira Lindo, a Maruja Torres y a mi admirado “primus Inter pares” el de la todavía columna, por donde empiezo siempre el periódico del domingo el hedonista Manuel Vicent, para tener a los siete que firman el la última de El País.

Porque con Rosa Montero si estuvimos, nos firmó Instrucciones para salvar el mundo, éste lo compramos in situ, estuvo muy simpática nacida en el 51, Maribel la abordó, pues le gusta presumir de su quinta, con su retahíla “La Preisler, La Bordiú, La Milá Ana Belén, La Montero...., para terminar la lista con “la Matallanas” que es ella, todas somos nacidas en el 51, a lo que Rosa añadió que el 51 fue también un año de buenos escritores y citó a Javier Marías, Pérez Reverte entre otros y aunque ella no se citó, ella es también una gran escritora.

A Rosa le hice hincapié, por aquello de su feminismo, que ya ganan cuatro a tres, las escritoras a los escritores en la última de El País, cosa ésta que me parece muy bien, aunque hay que reconocer que los escritores lo hacen los días de más lectores del periódico, Millás los viernes, Rivas los sábados y Vicent los domingos.

Después nos dirigimos en busca del stand donde firmaba Juan Cruz, en el trayecto nos topamos con el de Siruela donde Jesús Ferrero firmaba ejemplares, Maribel llevaba tiempo buscando esta versión, de Las Trece Rosas, que considera mejor que la otra donde se han basado para hacer la película, Jesús nos hizo una bonita dedicatoria.

Juan Cruz estaba firmando con su simpatía habitual, le dedicó a mi mujer el libro que llevaba de casa regalado por nuestro hijo Carlos, al empleado de la FNAC que estaba allí mi mujer le dijo que el libro lo traía de casa, yo compré para que me lo dedicara, no solo por no parecer cara dura y agradar al de la librería, sino porque me atraía el título y sobre todo porque es un libro de memorias, está dedicado a su padre Ojalá Octubre, me gustó que en la dedicatoria Juan Cruz nos pusiese su dirección de correo electrónico.

No me pude resistir y le pregunté de si en el episodio que relata Andrés Trapiello en uno de sus tomos de Salón de pasos perdidos, en el del Fanal Hialino, que habla de una serie de reproches que le propinó alguien relacionado con el mundo editorial de libros y periódicos, alguien lo abordó durante una cena en la que Andrés estaba con otros escritores, le pregunté a Juan que si este alguien era él, ya que cuando lo leí el año pasado en el Puerto de Santa María, durante las vacaciones de verano, por los datos que facilitaba Trapiello, pensé que podía ser Juan Cruz, pero me costaba, por otro lado, creer que fuera él, pues lo tengo por una persona muy afable y jovial, además en estos casos siempre hay que oír a los dos partes en litigio.

Juan Cruz con su sonrisa habitual enseguida me confirmó que efectivamente se refería a él, pero que la sangre no había llegado al río, pues el libro que me acababa de dedicar Ojalá Octubre, a Trapiello le había gustado mucho y le hizo una buena crítica, y Andrés Trapiello sigue escribiendo alguna crítica que otra en Babelia le reconocí a Juan.

Mejor es así, porque admiro a Andrés Trapiello y admiro también a Juan Cruz y me gustan que los escritores, bueno no sólo los escritores, sino que todo el mundo se lleve lo mejor posible, porque para cuatro días que vivimos, es mejor llevarse bien que mal, hay que intentar superar los sentimientos negativos, ya que estos se vuelven en contra nuestra y nos desasosiegan.

Uno de los libros que tenía in mente comprar era precisamente el último publicado de la saga del Salón de pasos perdidos, La Manía, de Andrés Trapiello, ya que el único que he leído hasta ahora de los quince publicados de la saga, el Fanal Hialino, lo compré en la anterior Feria del Libro a instancias de la recomendación que hizo el escritor presentador de un buen programa de libros y de un mal Telediario, Sánchez Dragó, me había gustado mucho, a pesar de su volumen no se me hizo nada pesado, al contrario, me resultó muy ameno, en ésta ocasión, la recomendación la obtuve en el blog de Santos Domínguez Ramos, por recomendación de este buen poeta y crítico extremeño, en la feria del libro del año pasado compré El Espejismo de Dios, que me gustó mucho.

Pero la sorpresa mayúscula fue cuando observé que al lado del libro La Manía, había otro libro también de narrativa contemporánea de la editorial PRE-TEXTOS, autor José Antonio Martín Otín, La desesperación del Té (27 veces Pepin Bello ) me dio mucha alegría al reconocer en el nombre del autor, al ínclito Petón, por supuesto compré un ejemplar.

Al hablar minutos antes con Juan Cruz se me había olvidado comentarle mi gran admiración hacia el poema “If” de Ruyard Kipling, pues sé que a él también le gusta mucho. Pero hete aquí que la casualidad, soy ateo, que si no diría que se trataba de algo más que una simple casualidad, había querido que me encontrase con el segundo libro que ha escrito Petón, el anterior fue El hombre a quien Kipling dijo sí, que está basado en José Antonio Primo de Rivera, qué por cierto también admiraba el poema de Kipling. Que raros compañeros de viaje hace el famoso poema, tan distintos y distantes como son Juan Cruz y los dos Josés Antonios: Primo de Rivera y Martín Otín

Conocí a Petón en su despacho de Bahía, en la Plaza de Colón, cuando fui a buscar a mi hijo Gonzalo, que había ido con Fernando Torres, jugaban entonces de cadetes en el Atlético de Madrid y acababan de ser Campeones de Europa de la Nike Cup, estaba también Ferdi, portero de gran porvenir, que jugaba en el juvenil de Atlético Madrid. A partir de ese momento Petón iba a ser representante de los tres.

En una gran pizarra que tenía en el fondo de su despacho estaba escrito el gran poema IF, en una versión que es la traducción sin rima del poema de Kipling, yo enseguida empecé a recitarlo, como a mí me lo enseñaron, con rima, para mí era Serás Hombre, que por cierto, no sé quién es el autor de su traducción, nos dio una gran alegría a los dos al reconocernos admiradores de este gran poema.

Volvimos al stand donde estaba Inma Chacón, el libro Alas ya lo habían traído, le comenté a Inma la anécdota entre Andrés Trapiello y Juan Cruz y que éste me había comentado que efectivamente se refería a él. Inma se extrañó mucho de lo que contaba Andrés Trapiello, pues me dijo que Juan Cruz es una bellísima persona y no le pegaba ese comportamiento. En este libro Alas hay un poema que se titula 6 de agosto de 2005, en El Torno, seguimos con las casualidades.

Teníamos apuntado en la lista de recomendados un libro de la editorial Esfera, El Profesor en la trinchera, lo había elogiado Fernando Savater en un artículo reciente del El País, el autor era un tal José Sánchez Tortosa. Al pasar por esta editorial, Maribel que está en todo, se acordó de que teníamos apuntado algún título de Esfera, lo compramos.

Al llegar a casa y ver la solapa, resulta que el autor era profesor del Colegio Santa Cristina, donde han estudiado mis cuatro hijos, este colegio pertenece a la FUHEM, yo también estudié bachillerato superior en un colegio de esta Fundación Hogar del Empleado, en la calle Cadarso, hace ya muchos años.

El libro habla de la tiranía de los alumnos, la frustración de los profesores y la guerra de las aulas, está muy bien. Resulta que José Sánchez Tortosa, ha sido profesor de mi hijo Gonzalo de filosofía y de Sociedad, Cultura y Religión de primero de Bachillerato, y terminó dándole clase de filosofía de segundo, supliendo al profesor Manolo Galiana que falleció.

Gonzalo guarda un grato recuerdo, ya le había oído comentar más de una vez, que su profesor de filosofía era muy bueno, en selectividad sacó un nueve con tres en el examen le tocó Kant, y Gonzalo dice que fue gracias a la gran explicación que recibió de este profesor. No todo está perdido profesores y maestros, siguen siendo imprescindibles, siguen siendo necesarios.

Creo que a una sola tarde en La Feria de libro de Madrid, no se le puede pedir más, me sigue gustando el ambiente que se respira en esta fiesta de los libros, que no sólo es debido al aire regenerador que fabrican los fornidos, grandes y bonitos árboles que pueblan el Parque del Retiro.






Andrés Gómez Ciriaco

lunes, 16 de junio de 2008

Mi nieto Mario



¿Qué puede superar la paz de un niño durmiendo?
La sonrisa de un niño despierto.