Un día caluroso de un caluroso verano, un atardecer dorado, un pueblo de Salamanca, un tren parado en la estación, un niño mirando por la ventanilla, con envidia, a otro niño.
El niño viajero está sentado en un asiento de madera de un vagón de tercera, el otro niño está de pie, sostiene una bicicleta por el manillar y mira fijamente al niño viajero ¿con envidia también?
El niño viajero, no tiene ni ha tenido nunca bicicleta, trabaja de botones en San Sebastián y vuelve de su pueblo de Cáceres después de pasar quince días de vacaciones.(De mayor se enteró que le correspondían treinta días)
Al niño viajero le gustaría ser como el niño de la bicicleta, estar en su pueblo, aunque no haya trenes y esperar al coche de línea donde vienen los que se han ido.
Sin embargo, posiblemente, el niño de la bicicleta envidie al niño viajero, que a sus quince años puede viajar solo ¡ eso si que es libertad!.
Pero el niño viajero, está triste, muy triste, el no ha elegido irse, le han obligado las circunstancias.
¡Naturalmente que viajar en tren, cuando se tienen quince años, es signo de libertad, pero sólo si uno lo ha elegido!
Andres Gómez Ciriaco
Este blog nace con la pretensión de servir de vehículo de comunicación entre todos los monroyegos y allegados. Teniendo como única bandera la libertad de expresión, gran conquista democrática, y como únicos límites la tolerancia, el respeto y el buen gusto.
martes, 18 de septiembre de 2007
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2 comentarios:
Me parece una alegoría muy interesante; la contraposición de la libertad deseada y la envidia que produce la negación de esa posibilidad. Pero, ¿De verdad existe la libertad elegida? Yo pienso que el hombre siempre está sujeto a negaciones y frustraciones de su ansia de búsqueda de lo infinito, de Dios (o como se diga).
Un saludo. Muy profunda tu reflexión.
No me gusta que mi comentario conste como anónimo; parece obra del doctor lechter:); pero es que no tengo nombre de usuario en google ni nada parecido. En fin. Lo dicho.
Firmado: Uno de Madris
Envidiamos en función de nuestros deseos, la envidia no debería existir, porque todos sin excepción, en esta vida somos vulnerables. No sé si existe la libertad elegida, pero si existe la libertad para soñar conseguir ésta.
Un cordial saludo
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