Entre mis mejores recuerdos están sin dudas las mañanas de primavera, cuando de ‘motu proprio’ madrugaba, y emulando a Don Quijote me disponía, montado en mi yegua blanca, a conquistar la gloria del mundo, eso sí, con los pies bien puestos en el suelo del campo extremeño donde no sólo mis pulmones se ensanchaban con el aire tibio y perfumado de una primorosa primavera, todo mi ser sentía ensanchado, prolongado y elevado ante entorno tan privilegiado.
Fue sin duda una de las mejores épocas de mi vida, en todo el curso lo único que tenía que hacer era repasar el grupo de Ciencias que me había quedado de Reválida de Cuarto, que curiosamente era donde mejor nota media tenía. El 24 de junio de 1964 obtuve el título de Bachiller Elemental.
El fútbol ocupaba prácticamente todas las horas de mi ocio, jugábamos al fútbol antes y después de comer, antes y después de merendar y hasta antes y después de cenar. Hubo un momento, después de un glorioso día que paré todo lo que llegaba a mi portería, que llegué a creerme que valía para portero. Me sentí muy halagado cuando el mejor jugador del pueblo, Antonio Plaza, me dijo que estaba parando muy bien.
Yo era del Real Madrid y esta es la primera alineación que recuerdo de memoria:
Vicente, Marquitos, Santamaría, Pachín, Vidal, Zárraga, Canario, Del Sol, D’Stefano, Puskas y Gento.
Un día llegué a casa diciendo que Vicente se había roto un brazo, me estaba refiriendo al portero del Madrid, pero mi madre se creyó que me refería a mi hermano Vicente y se puso muy nerviosa, yo creo que en mi fuero interno jugaba a provocar el malentendido.
Mi hermano Vicente no se había roto un brazo, pero yo si que le rompí un diente a mi hermana Paqui. Estaba bebiendo algo de la nevera, llegó mi hermana y me quitó la botella para beber ella. Enfadado por habérmela quitado, cuando ella estaba bebiendo a morro, le di un golpe al culo de la botella y le rompí el diente por la mitad.
Eran los primeros tiempos de Carrusel en Radio Madrid, con Vicente Marco y Juan de Toro cuando este repetía cada dos por tres el famoso eslogan: Anís de la Asturiana su presencia siempre agrada.
Cuando hice mi primera quiniela, entonces era de dos columnas, no había múltiples y había que echarla antes del jueves. Recuerdo a Juan de Toro dando la quiniela y yo comprobando el resultado de la primera columna y esperando que diese el resultado para la segunda. ¡Pensaba que había que acertar dos quinielas una para cada columna ¡Anda que si no era fácil acertar una como para acertar dos!
Uno ha estado ligado a la Cadena SER desde los tiempos en que mi hermana Puri sintonizaba Radio Sevilla para escuchar que el hijo del ganadero no quería ser matador, que una pena que, además, era mora nublaba la razón, que la zarzamora lloraba y lloraba por los rincones, que las mozas que se apoyaban en el quicio de la mancebía, se enamoraban de los que tenían los ojos muy verdes y con brillo de faca, que según José Luis y su guitarra, Mariquita era bonita, graciosa y chiquita, que alguien se daba la media vuelta y se iba con el sol cuando moría la tarde.
Ojos verdes es una de mis canciones favoritas, sobre todo desde que me enteré que se la cantaban las mocitas del pueblo al guapo mozo que era mi padre. Dicen, que me parezco mucho a él, aunque ya quisiera uno tener los ojos tan verdes como mi padre, los míos, según mi mujer, son verdes ‘amarronaos’.
La Cadena Ser de Pepe Iglesias ‘El Zorro’: Yo soy el zorro zorrito para mayores y pequeñitos, yo soy el zorro señores de mil amores voy a cantar.
La cadena Ser de Matilde, Perico y Periquín, el abuelo Porretas, del teatro radiado por su gran cuadro de actores: Pedro Pablo Ayuso, Matilde Conesa, Matilde Vilariño, Juana Ginzo.
La cadena Ser de Ustedes son formidables, con un histriónico Alberto Oliveras y su sinfonía del Nuevo Mundo.
La Cadena SER donde Kiko va participar en el Carrusel la temporada próxima, mi hijo Javier me había anticipado la noticia. Uno va a sentirse más a gusto, todavía, escuchando Carrusel sabiendo que hay gente amiga en sus ondas y con un gran sentido del humor. Y aunque Kiko es Atlético no se le nota, pues es muy ecuánime en todos sus juicios.
Aquellas madrugadas de primavera donde uno soñaba con su futuro y quería ser delineante, mi madre pagó un curso por correspondencia con CCC para delineante proyectista, uno enseguida se dio cuenta que no iba muy bien encaminado, pues había que ser muy cuidadoso para dibujar, cosa que no iba con mi natural carácter, sobre todo en aquellos tiempos de la tinta china, el curso nunca lo terminé
Contestaba a los anuncios de los periódicos haciéndome pasar, claro está, por mayor de edad, recuerdo que en uno que pedían representante de persianas, puse que mi profesión era linotipista. ¿Qué pintaba un linotipista vendiendo persianas?
Uno no sabía que esta iba a ser su última primavera en su pueblo, pero fue tan intensa que ha quedado grabada de forma indeleble, el tiempo transcurrido no ha podido borrar los recuerdos, al contrario cada día que pasa son mejor valorados y es que no todos han tenido la suerte de tener sensaciones como estas:
En las madrugadas del mes de abril
sentir, palpar el rocío de la mañana
a lomos de una yegua torda o alazana
al trote o al galope, de frente o de perfil
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